martes, 12 de noviembre de 2013

La reforma protestante y la decadencia de la iglesia evangélica de hoy

      Hace 493 años, un 31 de Octubre, un joven monje agustino llamado Martín Lutero publicó 95 Tesis que cuestionaban una de las tradiciones más arraigadas en la iglesia católica. En pleno Siglo XVI, este joven teólogo puso en tela de juicio el poder y la eficacia de las indulgencias, documentos firmados por el papa, que, según la doctrina de la iglesia católica, abolían parcial o totalmente las penas del purgatorio. Estos títulos no provenían de la dadivosidad del papa, como muchos podríamos pensar. El “Santo padre” se convertía en un “Santo comerciante” al enviar a sus comisarios, especialistas en ventas, para que estos engañen al pueblo, pobre e ignorante, haciéndoles creer que la salvación era un efecto de la compra de un simple papel. Antes de 1520, la venta de indulgencias se disparó por el capricho del quien en ese entonces era el papa de turno: Leon X. Este, para financiar un costoso templo, hoy llamado Basílica de San Pedro, requirió de un préstamo a los banqueros ingleses, el cual pagaría a base del dinero recaudado por la engañosa práctica de las indulgencias. Esta necia tradición llego a los oídos de quien sería una mente brillante en la elocuencia y enseñanza. Martín Lutero, a cinco años de recibir su doctorado en Teología, publica 95 oraciones que cuestionan en absoluto la tradición católica de las indulgencias, una de sus fuentes de recursos más elevada. Este cuestionamiento sólo fue el primero de una gran cadena de estudios que el profesor universitario expuso. Con el tiempo sus trabajos serían reconocidos como la defensa del evangelio y la sana doctrina en medio de tinieblas de prácticas y enseñanzas completamente desvinculadas de la Palabra de Dios. Nace de esta manera, la reforma protestante, movimiento religioso que proponía una renovación en el entendimiento de Dios por medio de las Escrituras, no por medio de la tradición que la iglesia católica tanto defendía y enseñaba.

     Así como Martin Lutero, los reformadores hacían frente a las doctrinas humanas que la iglesia de la época enseñaba, defendiendo la real doctrina, la de Cristo. Entendieron de inmediato que para seguir fielmente la verdadera doctrina debían desechar las fábulas profanas: “Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad” (1 Timoteo 4:7).


Los principios de la reforma protestante


Lux Lucem in tenebris ("La luz en las tinieblas resplandece)

      Antes de Lutero, muchas voces se alzaron en defensa de la doctrina verdadera de Cristo. John Wyckliffe, fue perseguido y declarado hereje en 1414 por traducir las Escrituras al lenguaje común. John Huss, en el Siglo XV, fue quemado en la hoguera por predicar el real evangelio de Cristo, antes que las ideas y tradiciones profanas que la Iglesia Católica encomendaba. William Tyndale, fue estrangulado y quemado en público por criticar el fanatismo y la ignorancia bíblica de los clérigos, y por traducir el Nuevo Testamento al lenguaje común. Todos estos dieron la vida en pos de defender la doctrina verdadera. ¿Cuál era su motivación? Estos precursores de la reforma, la purificación de la iglesia y la depuración de la doctrina enseñada, les interesaba el sometimiento completo a las Escrituras. La tradición constituía casi la totalidad de la doctrina instruida en los siglos V al XV. Las Escrituras habían sido desplazadas a un segundo plano.

      Este mismo sentir tuvieron los reformadores en el Siglo XVI. Martín Lutero, Juan Calvino, Casiodoro de Reina, Ulrico Zwinglio, entre otros, predicaban que la única fuente fidedigna para conocer a Dios, su voluntad y enseñanza eran las Escrituras. La tradición debía ser removida hacia las ideas humanas, y no ser parte de la doctrina de la Iglesia. Este enfoque es completamente conforme a lo que la Palabra de Dios indica: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mi” (Juan 5:39). El peso de las tradiciones o enseñanzas humanas no puede ser mayor al de las Escrituras. De esta forma, los reformadores consideraron diversos principios, los cuales provenían, de por sí, de las Sagradas Escrituras.


- Sola Scriptura: (traducido del latín como: “por la sola Escritura”) este principio señala que la única fuente fidedigna y veraz para reconocer la voluntad de Dios, conocer a Cristo y crecer en el entendimiento de nuestro Padre son las Escrituras. La tradición, el magisterio de la iglesia, las revelaciones, las visiones, y un sinfín de otras cosas, no pueden ni deben ser una fuente real, a menos que estas no presenten conflictos con la Palabra de Dios

- Sola fide: (traducido del latín como: “por la sola fe”) este principio declara que la salvación y justificación con Dios no proviene de las obras, ni siquiera de nuestras muestras de justicia, sino que mediante única y esencialmente de la fe. Esto se contraponía completamente a lo que la Iglesia Católica imponía en la época, pues los fieles aprendían desde pequeños que la única forma de ser salvos era mediante una seguidilla de obras que conducían al Reino de los cielos, entre ellas, las indulgencias, que Martín Lutero criticó verazmente.

- Sola gratia: (traducido del latín como: “por la sola gracia”) no podemos entender la justificación por la sola fide, sin entender la sola gratia. La oposición de Lutero al sistema católico o doctrina de las obras representaba una defensa a la justificación por la gracia y misericordia de Dios.

- Solo Cristus: (Traducido del latín como: “solo por Cristo”) los reformadores propusieron que la base fundamental de la justificación se encontraba inserta en la obra redentora de Jesucristo. La iniciativa divina de Dios de enviar a su Hijo Unigénito al mundo es el fundamento central de la justificación de Dios, pues el hizo posible, algo que era imposible para el hombre: su propia redención. La fe en Cristo Jesús, en conformidad con la gracia y misericordia de Dios, es la que justifica al pecador.

- Soli Deo Gloria: (traducido del latín como: “Solo la gloria de Dios”) El fin de cada uno de los principios anteriores es la Gloria de Dios. El acto redentor de Cristo, la fe, la justificación y la doctrina cristiana son contrarias al humanismo, es decir, que la base y el sentir de todo es el bienestar del hombre. Todo alcanza su sentido cuando Dios es glorificado.

     
La consulta ahora es, ¿Hemos seguido uno a uno estos principios bíblicos? ¿Cómo es la iglesia evangélica hoy en día? ¿Apegada a las Escrituras o sumergida en la tradición? ¿Podríamos si quiera llamarnos “herederos de la reforma” o “protestantes”?

Violación de la “Sola Scriptura”

    Como ya revisábamos anteriormente, el principio protestante de la “Sola Scriptura” desvinculaba completamente a la tradición como fuente del conocimiento de Dios. Las tradiciones humanas son contrarias a la doctrina real de Cristo: “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gálatas 1:10). Los reformadores en su tiempo vieron que la crisis que experimentaba la cristiandad se debía a la ignorancia de las Escrituras. En el Siglo XVI, la lectura de la Biblia estaba censurada, lo que promovía la ciega sumisión al sistema humano y papal. La iglesia protestante finalmente hizo vida este principio y asumió que la fuente fidedigna para el crecimiento cristiano era la Palabra de Dios: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia" (2 Timoteo 3:16).

    Hoy en día, las iglesias evangélicas no son muy consecuentes con este principio. En primer lugar, la tradición evangélica exige la enseñanza que aquel que está predicando desde un altar está inspirado por el Espíritu Santo de Dios, y por lo tanto, todo lo que dice está correcto. En segundo lugar, la tradición evangélica enseña que el negar o cuestionar una predicación es una falta grave delante de Dios, puesto que no se cuestiona al emisor humano, sino que a Dios mismo. En tercer lugar, la Biblia ha sido desplazada como un accesorio en la predicación común. Es más bien un libro que ilustra los testimonios, las vivencias, los sueños, las visiones, las revelaciones, las unciones especiales, y un montón de ideas que no haya cavidad en las Escrituras.

    Nuestra realidad es contradictoria con el principio de la “Sola Scriptura”. No podemos aceptar todas las cosas desde un punto de vista tan irreflexivo, descansando en la idea que todo lo expuesto es una revelación directamente dada de Dios. Esto se contrapone con la actitud correcta que los apóstoles encomendaban: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1). Asimismo, la voz del predicador es idolatrada, y no lo digo por el gran fanatismo y vida mediática de los famosos cantantes cristianos y predicadores de hoy, sino por la idea que el oponerse a lo que se enseña podría representar desobediencia a Dios. Sin embargo, antes de faltar a Dios y a su Palabra, ¿No sería correcto examinar las Escrituras antes de confirmar algo que podría estar en el error? ¿Decir amén a todo es una postura bíblicamente correcta? El examen de las Escrituras ha sido desplazado por esta creencia que exalta el analfabetismo bíblico como uno de los medios para conocer a Dios. De esta forma, las Escrituras se trasladan al segundo lugar de las iglesias evangélicas. Suele ser un accesorio que sirve para ilustrar muchas veces ideas humanas, antibíblicas o extrabíblicas, jamás pronunciadas en la Palabra de Dios. Todo esto desencadena una crisis espiritual tremenda en las iglesias evangélicas, puesto que al ser ignorantes de la Biblia, somos ignorantes de Dios y de su voluntad.


Violación de la “sola fide”

    La justificación por la sola fe ha sido desplazada por una especie de creencia extraña. La fe hoy en día es el ejercicio de no pensar. Esta basada en la idea que Dios es un esclavo ante nuestros deleites. Si no consigues lo que quieres, es porque te falta fe. El sentido de la fe hoy en día, en la iglesia evangélica, se ha trastocado de tal forma, que su esencia bíblica se ha perdido. ¿Cómo podríamos explicar que muchos, teniendo fe, no recibieron lo prometido, porque estaba reservado para otros: “Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido” (Hebreos 11:39)? En la actualidad, la fe es confundida con la autoestima. Se ha tergiversado en sobremanera que la fe "nos hace victoriosos", aludiendola únicamente a las ideas terrenales. El apóstol Pablo jamás consideró estas palabras con el fin que nos sintamos “campeones” en esta tierra. Aquel discurso triunfalista que muchas iglesias evangélicas exponen no puede venir más que de la saludable imaginación que tienen sus líderes. Las Escrituras nos revelan que el sentido más profundo de la fe no es el éxito personal, sino la gloria de Dios. Sin embargo, hoy la iglesia ha adoptado la idea de la “sola fide” como el instrumento para llegar a sus deleites terrenales, lo que no concuerda con la sana doctrina revelada por Cristo y los apóstoles. Hoy en día el "Niegate a tí mismo" ha sido reemplazado por el "Cree que eres capaz, que serás victorioso, que Dios te dará lo que quieres". Esta triste idea de triunfalismo humano no es consecuente con la Palabra de Dios.


Violación de la “sola gratia”

     Al igual como la “sola fide”, la “sola gratia” ha sufrido el peso de la ignorancia bíblica. Nuestra comprensión de la gracia no es la que la Biblia desea entregarnos. Por ejemplo, el objetivo de la ley era generar conciencia de pecado. Al ponernos frente a la norma de Dios, ser perfecto, no debemos sentirnos aprobados, capaces o exitosos. La norma de perfección de Dios obliga a que el hombre se sienta miserable, incapaz o inmerecedor del perdón o amor de Dios. Sin embargo, la enseñanza actual de muchas iglesias evangélicas es que no debemos sentirnos incapaces, sino que pensar que somos algo valioso, “que no debemos estar por cola”, que debemos levantarnos y decirnos que somos unos campeones, golpear mi baja autoestima, etc. La “sola gratia”, la doctrina que somos salvos únicamente por la misericordia de Dios, pierde su sentido cuando el hombre considera alguna de sus obras: "No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas" (Hechos 13:9). De tal forma, muchas iglesias confunden que el servicio a Dios es el servicio a la iglesia. Consideran que participar activamente en la Iglesia es participar activamente de la voluntad de Dios. Sin embargo, las Escrituras jamás revelan algo similar. El servicio a Dios, según el apóstol Pablo es un sacrificio vivo delante de Dios, no dependiente o condicionado por ninguna actividad eclesial: "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional" (Romanos 12:1). Si el servicio a Dios sólo está enmarcado a la iglesia, ¿No estaría Cristo encerrado en el templo? ¿No es el aborrecimiento del mal y el amor a Dios el culto racional que debemos tener a cada instante: "El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno" (Romanos 12:9).


Violación del “Soli Deo Gloria”

       El humanismo infecta a diario la iglesia evangélica. La idea que el ser humano es el centro de todo no está tan alejada de nuestras concepciones eclesiales. La iglesia evangélica de hoy exalta en sobremanera el bienestar humano. Múltiples predicaciones promueven la idea que Dios quiere resolver todos tus problemas, desea que seas exitoso, que tengas bienes en los cuales descansar, que incursiones en todo lo que quieras, y que el sentido de todas las cosas eres tú y tu felicidad. Sin embargo, las Escrituras nos demuestran todo lo contrario. El objetivo central de todas las cosas no es usted, sino que Dios. El fin de toda la existencia es la gloria de Dios. Jesús murió en la cruz para glorificar a Dios y su misericordia. El mensaje humanista, promotor de un enfoque terrenal y mundano sólo se mantiene en pie por su sentido motivador y agradable a los oídos. Sin embargo, si fuese por la Escritura, esto hubiese desaparecido de nuestra teología desde su presentación.

    El humanismo y la psicología han ensuciado a tal forma el cristianismo verdadero que no podríamos llamar evangélicas muchas iglesias en el mundo entero. El evangelio que predicó Cristo no está en absoluta relación con el "evangelismo" que hoy se predica. La persecución, el aborrecimiento, la muerte, los insultos, entre otras cosas, es lo que le espera al cristiano verdadero por seguir la doctrina de Cristo. No estas ideas de prosperidad y éxito que tantos predicadores exaltan. ¿Cuántos misioneros en el Medio Oriente mueren por causa de la fe cristiana? ¿O acaso los apóstoles promovieron este mensaje de prosperidad y bendición terrenal? Esteban, uno de los apóstoles, fue echado de la ciudad y apedreado hasta matarlo por predicar el evangelio públicamente. Hoy en día, los predicadores no suelen predicar sin que hayan grandes congregaciones, estadios repletos, excelentes músicos, luces, espectáculo, en fin, un parque de entretenciones de Jesús. La gloria de Dios hoy en día es una lejana idea, ocultada por el tradicionalismo, el exitismo, el fantatismo y el humanismo.


La ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Dios

     Es curioso que muchos jovenes digan que conocen a Dios y a Jesucristo, que tienen una relación con Él, que lo aman y que son sus hijos, si al mismo tiempo no saben donde están los libros de la Biblia. Es extraño que una persona diga tener una relación con Dios si no le conoce. Como dijo el profeta Isaías: "Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado" (Isaías 29:13). El conocimiento de Dios no es más que un recitado de cosas que creemos estar bien, pero a la luz de las Escrituras son despreciables. Nuestro conocimiento de Dios muchas veces no excede las frases que aparecen en camisetas cristianas o en frases que pegan los automovilistas en sus autos. Los cristianos de hoy, en su mayoría, hablan mucho de lo que dice la Biblia, sin siquiera haberla leído. Dicen: "Por ahi dice en la Biblia que...", "La Palabra de Dios dice...", pero de versículos exactos, de citas de memoria, de evidencia bíblica ni hablar.

    
Jesús dijo: "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3). Si las Escrituras son el testimonio de Cristo, ¿Cómo podemos decir que somos salvos si al mismo tiempo ignoramos la Palabra? Al ignorar las Escrituras rehusamos de nuestra fe, de nuestra salvación, de nuestro poder para testificar. Las Escrituras han sido desplazadas por ideas necias, canciones de artistas cristianos, camisetas con un "Dios es más grande que tu problema", y un montón de pensamientos humanos que no hayan verdad en la Palabra de Dios.
El analfabetismo bíblico que hoy embriaga a la iglesia evangélica no puede tener otro orígen o impulso que las tradiciones necias y fábulas humanas, las cuales, por naturaleza, no son consecuentes con la doctrina cristiana verdadera: "y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas" (2 Timoteo 4:4). Nuestro apego no es a las Escrituras, sino a nuestros propios pensamientos: "no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad" (Tito 1:14).


La crisis actual, la reforma protestante y el principio de "Eclessia reformata, semper reformata"

     Al parecer la historia se repite. Los reformadores en su tiempo observaron que la iglesia sufría una crisis tremenda, debido a la ignorancia de las Escrituras y la ciega aprobación y sometimiento a sistemas humanos. Hoy, no existe un escenario distinto. La iglesia evangélica ha perdido casi todo por lo cual nació: la defensa y purificación de la doctrina verdadera. Nos hemos sumergido en ideas necias que no hayan lugar en la Palabra de Dios. La mayor parte de nuestro tiempo lo dedicamos a otras cosas antes que buscar a Dios por medio de las Escrituras. Los pastores se han vuelto en verdaderos sacerdotes, puesto que las personas no escudriñan las Escrituras, menos sacan conclusiones de ellas si sus lideres no las sacan. El examen bíblico ha sido destruido por la confirmación de todo lo que se nos presenta. Al que si quiera se atreve cuestionar el actual estado de la iglesia es censurado, echado de la iglesia, considerado un "enfermo en el Espíritu", una especie de inquisición actual que discrimina completamente al que desea agradar a Dios, por la única causa de no estar en línea con la mayoría. Lo curioso es que en los tiempos de Lutero, las personas no podían leer la Biblia, lo que no es similar en los tiempos actuales. Sin embargo, a pesar de tener la libertad de compartir la Palabra de Dios hoy en día, preferímos quedarnos en la ignorancia, repitiendo las mismo siempre, descansando en la inercia y en el analfabetismo bíblico.

     Los reformadores no consideraron aquel movimiento como singular en la historia de la humanidad. La reforma no debe ser entendida como un hecho único e irrepetible, sino como una constante búsqueda y renovación en el entendimiento de Dios. Para esto, propusieron un principio muchas veces olvidado: "Eclessia reformata cuai semper reformata", que traducido del latín significa: "Iglesia Reformada siempre reformándose", dando a entender que la renovación en el entendimiento de Dios por medio de la "Sola Scriptura" , jamás debe estancarse en pensamientos humanos, sino que debe mantenerse vigente en toda la historia de la iglesia. El examen bíblico de nuestras enseñanzas es relativamente nulo es las iglesias evangélicas de hoy. El aturdimiento en fábulas y pensamientos incorrectos pareciera ser la regla hoy en día. La fe cristiana jamás expone este sistema: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Romanos 12:2).


Conclusión

     No podemos seguir a Cristo mediante ideas artificiosas, sino mediante su testimonio a través de la Palabra: "Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad" (2 Pedro 1:16). No debemos prestar oído a las tradiciones humanas que infectan la doctrina de Cristo con apariencia de piedad, pero sólo son de engaño: "Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo" (Colosenses 2:8). En el día de la reforma protestante debiésemos ser consecuentes con la Palabra de Dios. Hace 493 años comenzó una historia que neciamente hemos querido dar fin. El entendimiento de Dios por medio de las Escrituras no debe ser paralizado por el aglutinamiento de enseñanzas humanas, basadas en la ignorancia e imaginación humana, y no en la Palabra viva de Dios. La iglesia evangélica de hoy vive una crisis. Una decadencia disfrazada de "avivamiento". Las tradiciones hacen parecer que todo está bien, pero nuestra ignorancia de las Escrituras revelan lo contrario: "...Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios" (Mateo 22:29).

6 comentarios:

  1. todabia son catolicos porque siguen usando la cruz, todo movimiento protestante de corazon no usa simbolos de la religion catolica romana como uds. estudien las escrituras y saberan el significado de la cruz. no engañen arrepientanse no se disfracen para ganar protestantes verdaderos

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  2. La cruz es un símbolo de muerte, pero eso no significa que el comentario sea malo, es necesario una reforma en la iglesia, basta de falsos profetas como Cash Luna, Guillermo Maldonado, Cesar Castellanos, David Yoghi Cho y otros charlatanes!

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    1. si tambien M,LUTERO fue un falso profeta. la Cruz quiere decir Gloria. GALATA 6,12 los que quieren ser bien vistos en lo humano,esos os esfuerzan a circuncidaros,conel unico fin de evitar la persecucion por la cruz de cristo. 13 pues ni siquiera esos mismos que se cincurcidan cumplen la ley.solo decean veros circuncidados para gloriarce en la crrne. 14 en cuanto a mi, Dios me libre gloriarme si no es en la CRUZ de nuestro senor JESUCRISTO,por la cual el mundo espara mi un crucificado y yo un crucificado para el mundo! 15 porque nada cuenta ni circuncicion,ni la incircuncicion, sino la creacion nueva. 16 y para todos los que se sometan a esta regla,paz y micericordia, lo mismo para el Israel de Dios. 17en adelante nadie me moleste, pues llevo sobre mi las senales de jesus. 18 Hermanos , que la gracia de nuestro senor Jesucristo sea con vuestro espiritu. Amen.

      como Ves no es solo un simbolo de muerte!!!!!!!!!!!

      Lc 9,23 Decia a todos. si alguno quiere venir en pos de mi , nieguese a si mismo , tome su cruz cada dia, y sigame.

      como ves amigo Anonimo sin cruz No salvacion.!!!!!
      q Dios t Bendiga.

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  3. El articulo pierde credibilidad intelectual cuando generaliza acerca de la iglesia evangelica....lo siento. Las Iglesias evangelicas le devolvieron la biblia y su estudio a la gente!

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  4. Por la falta de conicimiento perecio mi pueblo, señores los cristianos del siglo 1 no hacian culto, se reunian y estudiban, no tenian iglesia, tenian lugares de reunion, el cristiano de esa epoca no era como los de hay que se sentaban solo a calentar un banco los domingo a escuchar un largo sermon, no existia la santa cena, ellos se reunian ha comer en grupo, el pastor no era un ser absoluto, era una mas del grupo, no habia que eswperar largos meses para ser bautizados,etc...

    Hermanos en cristo no les digo que dejen de aistir a su lugar de reunion, no les digo con esto que hay que crear una nueva doctrina, basta de divisiones estupiidas, la iglesia es una sola, y somos todos los que seguimos a jesuscristo con todo nuestro corazon y nuestra obediencia, la iglesia no son paredes ni nada hecho por el hombre.

    HERMANOS EN CRISTO les ruego que esto no los lleve a una lucha fracticida como ha pasado con catolicos y protestantes en cierto pais europeo en el pasado reciente, pero dejemos de ser hipocritas, en lo cual me incluyo, criticando a lo que nos ha llevado a conocer a jesuscristo, si tu congregacion esta mal y quieres irte, vete en orden y silencio, ya el espiritu te revelara la verdad.

    Amados hermanos en cristo, lo cierto es que hay que reformar la verdadera iglesia, ya esto empeso en muchos lugares ya algo de tiempo, una reforma profunda, algunos le llaman avivamiento otros reforma, yo no se como llamarle, pero lo sabre por que nuestro Dios no descansa ni de dia ni de noche.

    Estan preparados para esto, pues busquen la revelacion en espiritu y verdad, ya es hoar de pasar el rio a la tierra prometida.

    Mil bendiciones

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