jueves, 28 de noviembre de 2013

Maldito fue por nosotros: el verbo hebreo Quelalá


"Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en un madero, no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad” (Deuteronomio 21:22-23)


       El apóstol Pablo dijo respecto a la muerte de Cristo y el efecto espiritual que tuvo en los que son de fe: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por fe recibiéramos la promesa del Espíritu” (Gálatas 3:13-14). Jesús recibió el peso de la maldición descrita en la ley: “Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en un madero, no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad” (Deuteronomio 21:22-23). Detengámonos y reflexionemos sobre este pasaje un momento. Tanto Deuteronomio como Gálatas nos hablan del mismo tema: la maldición pronunciada sobre el que está colgado en el madero. Deuteronomio no escatima en decir que el que está colgado es maldito por Dios, pero es interesante saber que la palabra “maldito” en este caso viene del hebreo “Quelalá”, derivada de “Calál”. Esta palabra tiene un significado más certero pero a la vez asociado con la contraposición a la maldición: la bendición. 

De las veintisiete veces que aparece la palabra “Quelalá”, dieciséis son menciones como: 
- “He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición(Deuteronomio 11:26) 

- “Y cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra a la cual vas para tomarla, pondrás la bendición…y la maldición…(Deuteronomio 11:29) 

- “Mas no quiso Jehová tu Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te convirtió la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba” (Deuteronomio 23:5). 

- "Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios" (Deuteronomio 30:1)

- "A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia" (Deuteronomio 30:19)

- "Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley" (Josué 8:34).

- "Quizá mirará Jehová mi aflicción, y me dará Jehová bien por sus maldiciones de hoy" (2 Samuel 16:12).

- "Amó la maldición, y ésta le sobrevino; Y no quiso la bendición, y ella se alejó de él" (Salmo 109:17).

- "El que bendice a su amigo en alta voz, madrugando de mañana, Por maldición se le contará" (Proverbios 27:14).

- "Y sucederá que como fuisteis maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré y seréis bendición. No temáis, mas esfuércense vuestras manos" (Zacarías 8:13).

       Aunque existen otras menciones en donde encontramos este verbo sin relación con alguna bendición (Jueces 9:57; Proverbios 26:2; Jeremías 24:9; 25:18; 26:6; 29:22; 42:18; 44:8; 44:12; 44:22; 49:13), por lo menos, en lo que refiere al libro de Deuteronomio, la palabra “Quelalá” (dispuesta en el pasaje que habla de la maldición al que es colgado) está siempre relacionada con una bendición paralela. Sin embargo, el pasaje del que muere colgado de un madero es la única mención dentro de Deuteronomio que salta a la regla. De por sí es curioso, pero veamos por qué.

        Es un verdadero misterio que proviene de la palabra “Quelalá”. Si en todo Deuteronomio tenemos un patrón determinado, en el que cada “maldito” o “maldición” tiene su contraparte de “bendito” o “bendición”, ¿Por qué razón el pasaje en cuestión es la excepción? Es probable que el pasaje de la maldición al que es colgado en un madero sea una mención que Dios puso para ser completa en el futuro. En todo Deuteronomio se repite la misma regla con la palabra “Quelalá”, pero sólo en este pasaje no hay una bendición descrita explícitamente. Sin embargo, sabemos que esto fue cumplido por Cristo, de tal manera que el mismo apóstol dijo que fue maldito por ser colgado en un madero. ¿Dónde está la bendición expectante de aquella maldición? Se halla explicada en el versículo siguiente: “para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por fe recibiéramos la promesa del Espíritu” (Gálatas 3:14). ¿Cuál fue la bendición de Abraham? Ser justificado por la fe (Génesis 15:6). Lo que nos dice el apóstol en sencillas cuentas es que Jesús fue declarado maldito en esa cruz, para que los que creyeran en Él recibieran la promesa del Espíritu. ¡Esta es la bendición que completa Deuteronomio 21:22-23! Es como si Dios hubiera escrito tal misterio y lo hubiera dejado expectante para ser completo un día por Cristo.

      Otro punto interesante de este pasaje es que la ley fue escrita más menos 1300 años antes que el Señor Jesucristo viniese a la tierra, y es en ella donde hallamos escrita la forma en la que su mismo Autor sería molido en esta tierra. Cualquier lector objetivo de Deuteronomio sabría distinguir que el verdadero problema no era el sufrimiento físico sino más bien la declaración de “maldito por Dios”. Jesús fue maldito en la cruz, fue considerado por su propio Padre como una abominación. ¿Merecía Cristo tal maldición? Por supuesto que no, pero tomo la que nosotros merecíamos y la soportó por amor. ¡Cómo puede ser tanta su gracia!

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